Hace 6 meses tomé la mejor decisión que he podido concretar en mucho tiempo: Meterme a estudiar un diplomado de cocina.
Siempre me ha encantado meterle dulces a la piñata (comer un chingo básicamente), teniendo un interés por innovar en cada momento o reunión que culmine en una guerra despiadada, en la que mis mejores armas son el cuchillo y tenedor.
Y si, a cualquiera se le puede ocurrir ponerse a tomarle fotos a lo que coma y hablar de los lugares que hoy, grandes personas en base a un gran esfuerzo y amor al arte de la gastronomía, han erigido para deleitar a la población de la ciudad. Pero porque no interesarnos de lo que implica estar tras bambalinas y ser el mejor arquitecto de tus placeres del paladar.
Este interés, junto con una intensa idea y creencia de que existe una mezcla de emociones, lazos afectivos y cúmulos de buenos recuerdos generados por los sabores, pláticas, risas y dedicación impregnados desde la cocina hasta la mesa de cualquier reunión para comer, me animaron a inscribirme a Roccatti, al diplomado intensivo de Cocina Internacional, impartido por Edna Alanís, de quién no sólo se aprende a cocinar sino también a agarrarle cariño a lo que haces y un enorme esmero por compartirlo.
Desde el primer contacto por teléfono con la Chef Edna me sentí entusiasmado por la decisión que estaba a punto de tomar.
Con una metodología profesional y carismática entre Chef y alumnos fueron pasando las semanas, de las cuales, las noches de los lunes se volvieron el desconecte ideal y el mejor día de la semana.
Un mes, un módulo, un país… Así fue la mecánica en la fuimos repasando y conociendo sobre la cocina de Italia, México, España, Estados Unidos (no…no hotdogs, ni burgers) y Francia durante estos últimos 5 meses que acaban de culminar.
La onda está así, lo que tu pagas mensualmente incluye los mejores ingredientes que se puedan conseguir y lo preparado por ti, lo pruebas y te llevas algo para echártelo en tu casa o para presumirlo a tus seres queridos.
Pero además del enorme recetario y notas con las que me quedo, me llevo la confirmación de la idea que comenté al principio, me llevo un gran sentimiento de pertenencia a esa escuela que no me deja irme y me llevo a una segunda familia que me demostró que sin importar la edad, género y profesión… los alimentos y la cocina sacan lo mejor de cada quien e inspiran a ser mejor persona para uno mismo, para ellos y para los demás.
Gracias Edna, Checo, Marce, Mony, Diana, Martha, Myrna, Ceci, Myri, Sandra y Carlos… ¡Por todo!
http://www.roccatti.com
Facebook Edna Alanís (para que vean todas las fotos de lo que se hace en sus clases!!!)
0 Comentarios