Me tomé muy a pecho el título de esta publicación pero les cuento…
El restaurante Modenese (ubicado en la Plaza Lúa en San Pedro Garza García) es inaugurado en 2012 por Luca La Vista, un chef italiano oriundo de Módena, Italia. Resulta que Luca, hace años se trajo a sus papás a Monterrey y su mamá es el pilar de la cocina del restaurante (aww), cocinando la mayor parte del tiempo las pastas y los postres, los que curiosamente son los platillos más representativos, únicos y deliciosos del lugar.
Este restaurante no tiene «peros», todo el personal se empeña en hacerte vivir una experiencia inolvidable según la ocasión para la que te presentes en el restaurante, partiendo del servicio y del sabor indescriptible de sus platillos.
Desde que abrió, acudo aquí a celebrar los aniversarios con mi novia, y cada año, se vuelve una obligación volver a pasarlo ahí. Resulta que al mencionarles la ocasión por primera vez, nos recibieron con una mesa decorada muy discreta y elegante con pétalos de rosa y a mi novia en la recepción le dieron su rosa roja. Estos cuates me dejaron en una posición inmejorable, yo no me lo esperaba.
Después de 3 años, esta vez no fue diferente. Recomiendo siempre cenar adentro si lo que buscas es privacidad, ya que en la terraza, aunque el ambiente sigue siendo tranquilo con poca (pero suficiente) iluminación, colinda con la de los aguachiles, lo cual puede quitar ese sentido de privacidad y disfrute que uno busca en una ocasión como esta.
El menú es muy extenso, y esto, lejos de ser negativo, hace batallar a uno en el buen sentido, ¡Todo se lee buenísimo! Por lo que no una, ni dos, ni tres veces bastarán para poder recorrer las opciones para darse una idea de los extraordinarios sabores que este lugar integra en cada platillo.
De igual manera, la oferta de vinos del lugar es muy variada en cuanto a uvas, países y precios y la cava del lugar forma parte esencial de la decoración del interior del restaurante.
Para la entrada pedimos el «Carpaccio di Manzo» (De res, pa la raza), este carpaccio, viene siendo el tradicional corazón de filete cortado en finas rodajas sazonado con aceite de oliva y vinagre balsámico, adornado con «hojuelas» de queso parmesano y champiñones frescos. Lo acompañamos con la foccacia de la casa.
Como mi novia come menos que un canario, en este tipo de ocasiones usualmente hacemos 3 o 4 tiempos y quedamos bien satisfechos. Por lo que complementamos esta entrada con unos canelones de espinacas rellenos de espinacas y queso ricotta, con un toque de salsa béchamel y dorados en el horno de leña. ¡Esto sinceramente tenía un sabor increíble, extraordinario y único!
Esto lo acompañó mi novia con una copa de vino rosado (Beringer, el preferido por las féminas) y yo con un par de copas de malbec argentino.
El postre es algo que no se puede dejar pasar jamás en este lugar, cada postre tiene una fusión de sabores espléndida. En esta ocasión pedimos el créme brulee de coco acompañado de un carajillo lo que concluyó una cena por demás placentera.
Y cómo mencioné, en este lugar se esmeran por dejar una experiencia memorable y lo hicieron en esta ocasión con este detalle inesperado (Yo no les dije que cumplíamos 3 años de novios).
No solamente es para ocasiones como esta, se puede ir en cualquier momento del día, el recuerdo queda también en el paladar.
El precio por persona rondará en los $600.00 – $1,000.00 con tres tiempos y vino lo cual es justificable para la calidad de la experiencia y momento que uno pasa en el lugar.
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